La caída de pelo es un tema que preocupa y mucho a las personas que la sufren. Más allá de la apariencia, a menudo esta responde también a un problema de salud. De ahí que sea tan importante acercarse a la consulta de un especialista que nos ayude en primer lugar a diagnosticar y en segundo a tratar en busca de poner freno a lo que está causando esa pérdida capilar.
En paralelo a la búsqueda de ese necesario diagnóstico podemos hacernos distintas preguntas relacionadas con el estilo de vida que llevamos, con lo que comemos, con cómo tratamos nuestro cabello a la hora de lavarlo o peinarnos o si exponemos a nuestro cuero cabelludo a una sobreexposición que puede afectar a su salud.
Si nuestra pérdida capilar no responde a una caída puntual, consecuencia de un cambio de estación, de estar viviendo una etapa de gran estrés o a un mal cuidado de nuestros folículos capilares, es entonces muy posible que suframos algún tipo de alopecia.
Tipos de alopecia
Aunque son muchas las alopecias que se pueden llegar a sufrir, lo cierto es que las podemos dividir en dos grandes grupos: las que dejan cicatriz y las que no. En el caso de las primeras, no solo son las más habituales, sino también las que más fácil solución tienen.
En cuanto a las que no dejan cicatriz, en la mayor parte de los casos son consecuencia de las dos alopecias más frecuentes, la androgenética, la areata, cuando no, como consecuencia de padecer el efluvio telogénico.
En el caso de la alopecia androgenética, subrayar que aparece tras un desequilibrio hormonal que nos obligará a someternos a un tratamiento con hormonas para ponerle freno. Es también habitual recurrir a sustancias como el minoxidilo, que ayuda a fomentar el crecimiento de nuevos folículos capilares y fortalecer los que ya tenemos. Una vez diagnosticados con este tipo de alopecia, el doctor que nos trata suele pedirnos una analítica para descartar que haya algún problema de salud que sea el que la está provocando.
En relación a la alopecia areata, destacar que aparece cuando nuestras propias defensas atacan a los folículos capilares. De ahí que tenga consecuencias en todas aquellas áreas en las que teneos vello. Este tipo de alopecia es reversible a través de distintos tratamientos. Es frecuente que los médicos nos hagan pruebas para conocer si padecemos alguna enfermedad autoinmune que la está provocando.
Sobre el efluvio telogénico, indicar que aparece por varios factores como la anemia, la ausencia de determinadas vitaminas, la sobreexposición solar, la aparición de fiebre o como respuesta a una intervención quirúrgica. La pérdida de cabello suele producirse tres meses después de la aparición del problema. Una vez resuelto este, el pelo se recupera con facilidad.
Por último, es importante destacar que las alopecias cicatriciales exigen de un estudio y unas pruebas para determinar qué tratamiento es el más indicado para cada caso. Cuando estas se diagnostican a tiempo y se empiezan a tratar con celeridad, se consiguen paralizar en muy poco tiempo.
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